viernes, 13 de julio de 2012

(X) 15. La nota

Con el paso de los días, las cosas volvieron más o menos a la normalidad en Alcalá de Guadaira. Raquel fue trasladada de nuevo a su celda y acudía de vez en cuando a la enfermería para que le miraran la herida de la cabeza y las distintas contusiones. Silvia, que todavía no había abandonado la idea de descubrir quién había atacado a Raquel, investigaba entre las presas quién fue la que alertó a Rosa, la celadora de guardia en la biblioteca, para dejar a su amiga sola. 

Ninguna de las presas soltaba prenda, como si las hubieran silenciado de golpe. Nadie había visto nada y ninguna se había enterado de la agresión, cosa improbable en una cárcel donde todas las noticias, por pocas que sean, vuelan. Raquel no sabía nada de la investigación que estaba llevando a cabo Silvia, le preocupaba más que hubiera visto sus marcas. Y aunque intentaba actuar con cierta normalidad cuando estaba con ella, sentía algo de recelo en determinados momentos. 

- ¿Te ocurre algo? –le preguntó Silvia mientras le quitaba el último punto de la frente. 
- No, no, nada… solamente estaba pensando en mis cosas. 
- Por un momento pensé que al quitarte el punto te había quitado medio cerebro –dijo con una mueca. 
- ¡Qué graciosa eres! 
- ¿Yo? Mucho. La alegría de la huerta. 

El doctor Rivero entró en ese momento en la enfermería y las advirtió de que era hora de ir a comer. Antes de que salieran por la puerta, el doctor retuvo a Silvia con la excusa de preguntarle algo sobre la enfermería. 

- Ve tú delante –le dijo a Raquel- Enseguida te alcanzo. 
- Vale –le contestó y se marchó por el pasillo dirección al comedor. 
- ¿Qué ocurre, doctor? 
- Sé que estás investigando lo de Raquel. 
- ¿Y?
- Silvia -puso tono serio a la conversación- No quiero tener que atenderte a ti también. Déjalo correr. 
- No, no puedo dejarlo correr. Usted lo vio, vio todas las cicatrices que tenía. Por no hablar de las nuevas que le saldrán ¿Cree que se merece que lo deje correr? 
- Niña, hay veces que las injusticias no se pueden solucionar. 
- Lo siento, doctor, pero en esto no le puedo dar la razón –y salió por la puerta dejando todavía más preocupado al doctor Rivero. 

Cuando llegó al comedor, todas las reclusas estaban sentadas con sus bandejas delante y dispuestas a comer. Raquel le había dejado una preparada a su lado. Silvia llegó hasta ella y le sonrió el gesto.

Las dos chicas empezaron a comer con toda normalidad. Silvia tomó su pan y cuando fue a partirlo se dio cuenta de que había un trozo de papel debajo. Miró a Raquel, que le devolvió la mirada, y lo abrió para ver su contenido. 

“Sé que estás investigando la agresión. Si quieres saber quién lo hizo, reúnete conmigo en la biblioteca a las 18.00 horas”.

<< 14. A la defensiva                             16. Encuentro en la biblioteca >>

1 comentario:

  1. ¡¡¡Uy!!! ¿Y esa nota? Mmmm... ¿de quién será? ¿Quizás Ana buscando el "perdón" de Silvia y redimirse por haberle fallado? ¿Quizás alguien ajeno? ¿O quizás una trampa de Nacha y Morente? Aunque si fueran éstas... sería muy tonto actuar en el mismo sitio que atacaron a Raquel...

    En fin, ahí me tienes... ¡¡¡intrigá del to'!!! =)

    Un beso ^^

    ResponderEliminar