jueves, 14 de octubre de 2010

Periodismo deportivo: ¿el nuevo Sálvame?

Paradójico me resulta que los alumnos de la carrera de Periodismo nos pasemos cinco años de nuestra vida escuchando a infinidad de profesores decir que debemos huir del sensacionalismo cuando, a las primeras de cambio, nos lo encontramos en todos lados. En los tiempos de crisis que corren (y muchas veces sin estar en medio de estas crisis) los medios de comunicación emprenden, todavía con más fuerza, la batalla de las audiencias. Y, desde luego, para ganar audiencia está visto que todo vale. Si la época dorada del periodismo español decía que lo importante era informar con rigor y desde la objetividad, ésta no sé exactamente cómo calificarla.

Somos conscientes de que los tiempos cambian, los medios evolucionan, las nuevas tecnologías abren infinitos caminos para relanzar la información a cualquier parte del mundo... el periodismo, al fin y al cabo, se reconstruye para abarcar un nuevo sector. Pero lo que antes era un cambio de soporte, se está volviendo también un cambio temático, de tratamiento de la información. Sin ir más lejos, desde hace varios años estamos asistiendo a la eclosión de los programas del corazón como alternativa diaria y semanal a cubrir el interés de los espectadores. Fue gracias a Tómbola, programa emitido en Canal 9 durante la década de los 90, cuando descubrimos un nuevo periodismo que iba más allá de la prensa rosa, fenómeno que se había quedado corto para la amplia demanda ávida de saber de la vida de los famosos. La aparición de Gran Hermano y otros realities de este tipo hicieron de ellos una necesidad diaria en la vida de los televidentes. Tras este programa han sido muchos los Salsas Rosas, Norias, DECs y Sálvames que nos llenaron las horas de televisión y cambiaron programas entretenidos y familiares por discusiones barriobajeras e informaciones exclusivas nada relevantes.

Nunca he sentido gran pasión por este tipo de periodismo, por lo que he optado por no enchufar la televisión o irme directamente del salón si alguno de mis familiares lo veía. Pero ahora estoy asistiendo perpleja al resurgir de la prensa del corazón y de los programas rosas en un campo del periodismo que esperé, ilusamente, que no fuera mancillado. El periodismo deportivo siempre ha sido una de mis grandes pasiones, me gusta ojear la web de Marca o de Sport para ver qué se cuece en materia de deportes, veo los programas deportivos de Teledeporte y la sección de cada informativo para analizar qué tratamiento se le da a las noticias.

Curiosamente, de un tiempo a esta parte, ya no veo tanto la televisión y entro cada vez menos a dichas ediciones digitales. ¿Por qué? Pues porque tengo la impresión de que estoy viendo un Sálvame Deluxe decorado con balones de fútbol y raquetas de tenis. Ya no interesan los demás equipos, no se habla de Sevilla, Valencia, Atlético o Getafe; se habla de si Mou se rasca la oreja, si Cristinano corre más rápido que un atleta, si Messi es la imagen de Dolce & Gabanna o Villa tiene la maldición del 7 con España. Son reportajes burdos, absurdos, que buscan la confrontación, que apenas se contrastan, a todo color, con música hortera y con la voz en off que recuerda más bien al "ayayayay" del Tomate que a un redactor de televisión. Y lo curioso es que hemos avanzado en el tratamiento de la información deportiva dedicándole espacios de 30 minutos en algunos casos, como Cuatro o LaSexta, pero siguen estando repletos de lenguajes y contenidos más propios de Jorge Javier Vázquez que del mítico Matias Prats.

Eso hablando de los medios audiovisuales, que luego están los escritos... Cuando el diario deportivo más vendido de España dedica semejante portada a una chorrisandez como ésta es cuando te das cuenta de que algo va mal. Pero no es sólo cosa de Marca, Sport tampoco se queda corto... Las portadas más ofensivas de este diario han ido directamente hacia jugadores del Real Madrid, eterno rival del FC Barcelona, que por otro lado, es el equipo que defiende este periódico. ¿Tan difícil es crear un medio deportivo que sea imparcial, que informe más o menos por igual y que busque atraer al público con noticias de verdad? Porque es inevitable que el fútbol es el deporte rey y que Barça y Madrid los equipos de los que hay que informar, pero, ¿por qué no acercarnos más a un periodismo deportivo de calidad y menos a un Sálvame? Es lógico que Mou levante expectación, que en Barcelona también quieran sacar tajada de esto... pero nos pasamos día sí, día también viéndolo en las portadas de estos diarios, los que son llamados a informar del deporte a nivel nacional. Los directores de estos medios deberían optar por rejuvenecerlos y crear una nueva era en cuanto a periodismo deportivo. Y hablando de directores, no me puedo olvidar del señor Eduardo Inda, director de Marca, porque ya el año pasado me sentí bastante molesta con su manera de incitar a la destitución de Manuel Pellegrini, un entrenador que consiguió con el Real Madrid la friolera de 96 puntos en un campeonato de Liga, y todavía sigue haciendo de las suyas con Mou, pero a la inversa. Le recordaré al señor Inda que el periodismo que está realizando no consiste únicamente en alabar al entrenador portugués y relanzar su propia imagen allá donde va, porque se pasa la vida ensalzando su labor con artículos en su periódico de sus apariciones públicas y con su videoblog personal. El periodismo deportivo trata de mantener informado al público. Al menos el señor Relaño, su homónimo del diario AS, lo hace con un poco más de sutileza... Pero para poco sutiles, los del Sport: Carazo y compañía... Éstos es una historia aparte, podría hablar de ellos y no acabar nunca.

Lo que quiero decir, en resumen, es que, como lectora de este tipo de prensa, no me siento para nada identificada con el medio que me presentan. Me gustaría un medio más objetivo, menos polémico y más abierto a todos los equipos. No puede ser normal dedicar 20 páginas a Barça y Madrid para hablar de tonterías y dos o tres para Valencia y Atléti que están siendo un revulsivo a una liga tan apretada... Por no hablar ya de la aparición de otros deportes, no sólo en prensa, sino también en televisión, que parece que les cobran por darles unos minutos de emisión.

Mientras tanto, muchos de nosotros, futuros periodistas, clamamos al cielo ante semejante ineptitud y deducimos que nuestro destino estará entre rendir pleitesía a semejantes medios o vivir de pie y en el paro. Hagámoslo, pues.

martes, 5 de octubre de 2010

29-S: ¿Los medios tradicionales tardaron en informar?

España se mantuvo expectante el 29 de septiembre para comprobar si la Huelga General convocada por los sindicatos obreros iba a ser acogida por las masas en mayoría o, por el contrario, se iba a quedar en una mera anécdota. La información era mucho más necesaria ese día para el público, pues estaba en juego saber cuál era la respuesta ciudadana ante la reforma laboral propugnada por el gobierno central. Pero no sólo sería un pulso entre gobierno y sindicatos el que marcaría ese día, sino también una guerra entre medios tradicionales y medios digitales para llegar a un público ávido de noticias.

Los sistemas digitales fueron un bombardeo de noticias actualizadas en tiempo real, mientras que los medios de comunicación tradicionales tuvieron que dar una cobertura informativa más lenta teniendo como principal hándicap su periodicidad, que desembocó en un contenido obsoleto publicado el día después de la huelga. Por si fuera poco, algunos medios asistieron impasibles al parón por parte de algunos de sus trabajadores, factor que dificultó aún más la posibilidad de una tirada normalizada.

La realidad es que los medios digitales tienen claras ventajas sobre los medios tradicionales a la hora de cubrir noticias que necesitan una cobertura informativa importante. Estos recursos son la posibilidad de subir fotografías y vídeos desde cualquier parte del país y colocar elementos infográficos como mapas para que el usuario pudiera saber el estado de la huelga en su ciudad. Por si fuera poco, los medios digitales cuentan con una interactividad que los medios tradicionales no tienen, como puede ser la inclusión de encuestas y la aceptación de comentarios en sus páginas. Estos mecanismos sirven para que el lector pueda saber hasta qué punto ha sido exitosa la huelga y para unir opiniones comunes dentro del ciberespacio. Por si fuera poco, estos medios han incluido entre sus opciones la posibilidad de que los usuarios puedan compartir la información en las distintas redes sociales como Facebook o Twitter, lo que posibilita la globalización de la información digital en detrimento de la expuesta sobre el papel. En el caso de esta última red social, la huelga se convirtió en trending topic, es decir, en tema mundialmente compartido, el día que se llevó a cabo.

Pero no sólo sirve internet para informar de la huelga, sino también para movilizar a los ciudadanos. En el caso de la huelga del 29-S, muchos medios digitales y redes sociales han servido de movilizadores e informadores a partes iguales. Sin ir más lejos, la red social Facebook se vio colapsada por múltiples páginas de fans que llamaban a la huelga general.

Aunque todo parezcan ventajas, también hay que destacar que la inmediatez por la que se caracterizan estos medios digitales está reñida con la comprobación de datos y verificación de fuentes, lo que hace posible la creación de una información menos completa. Ésta sería una de las grandes armas que deberían emplear los medios tradicionales. Pero es innegable que la prensa tradicional va a tener que buscar un buen revulsivo aparte de la calidad periodística para hacer frente al ataque de las nuevas tecnologías si quiere salir victoriosa de la guerra.