jueves, 9 de julio de 2020

#Maitino o cómo el amor siempre triunfa

La vida de la fanática de las series LGTBI es muy dura. Esto no es cosa nueva, pues siempre aparece alguna trama o historia de amor que hace que te emociones y que vivas, en mayor o menor grado, la continuidad de la historia en televisión. Aunque yo me considero un tanto dramática, no siempre había comentado con tanta expectación a una pareja de televisión. Mis épocas tuve con #Aurelia y con #Luimelia, que siempre tendrán un hueco excepcional en mi corazón. Pero, cuando apareció #Maitino, reconozco que no vi llegar con claridad lo que iba a suponer para mí... Y es que, como el amor verdadero, no se sabe cuándo comienza, pero sí sabes que ya no serás la misma. 

Camino besa a Maite en su regreso a Acacias / Pedro Valdezate
Como muchas otras veces, siempre que veo algún pequeño vídeo en Twitter (sí, ese sitio donde se suben extractos de la trama y que terminan por propiciar la visibilidad de los fandoms en otros países), generalmente subido por SeInterpone (el barrio entero pa' ti por tu trabajo), me digo a mí misma: Esther, no caigas. Y es que es muy duro seguir estas tramas porque siempre tienen finales (o desarrollos) grotescos. Pero, aunque tú te propones no engancharte, lo haces, y ¿por qué? Porque estamos faltas de referentes. De historias de calidad que nos representen (Luimelia como excepción que está en progreso). De buenas tramas que nos hagan identificarnos, pensar que todavía podemos tener un final feliz. Que no vamos a ser la lesbiana muerta, la lesbiana en un psiquiátrico, la lesbiana con electroshocks o la lesbiana casada con un señor... Y entonces, comienzas a visualizar, con recelo, claro, pero empiezas.

Así empezó mi historia con #Maitino. De un vídeo de la nada, de un momento puntual con un hashtag que me hizo gracia porque era el mismo que el de una pedanía de mi ciudad, pero al ver a dos mujeres comiéndose los morros, me di cuenta de que poco tenía que ver con nuestras palmeras. Entonces, cuando la semilla está ahí, te percatas de que estás en Acacias y piensas: uy, uy. Serie de época. Mehhhh, errorVa a acabar muy mal. Pero lo ves igual porque empiezan a engancharte con diálogos potentes, actuaciones maravillosas y con planos y secuencias que te hacen levitar. La historia se cuece a fuego lento y mientras tú estás en plena ebullición mental, ellas van creando una historia que te hace querer ver qué va a pasar. 

Y llega lo que llamaremos las fases del enamoramiento: contacto, búsqueda, revisión y aceptación. En la primera fase, la del contacto, empieza a verse un poco de la historia. Tiene algo, no sabes el qué pero la miras con ojos distintos. Como si, después de un sinfín de experiencias amorosas con ships LGTBI, éste fuera a ser diferente. Poco a poco te crea lo que se llama el hype y, por tanto, la necesidad de buscar... Y empiezas a indigar en el principio de la trama, pero también en las actrices, en cómo se metieron en este berenjenal... Y empiezas a desarrollar una empatía y una sensación de complicidad con quienes no has podido siquiera interactuar... Para entonces, te das cuenta de que no estás sola. Porque a tu alrededor empieza a ver un pequeño séquito/ejército de seguidorxs igual de locxs que tú. Y ahí es cuando empiezas a revisionar los vídeos más veces que las que bebes agua durante el día. Si sucede eso, entonces es cuando comprendes que tienes un serio problema... La semilla del amor ha entrado en ti y no te queda más que aceptarlo de buen grado y llevarlo como buenamente puedas. 

Primero eran los vídeos cortos, luego te sientas a ver el capítulo entero solo para asegurarte de que no te pierdes cualquier detalle. Pero es que, más tarde, empiezas a comentarlo por Twitter y, mientras tú estás disfrutando de una historia de amor ficticia, te vas encariñando con ese pequeño fandom lleno de personas maravillosas que, sin darte cuenta, te cambiarán la vida. De él no sólo saco a las personas que me han acompañado durante el confinamiento y que me han propiciado unas de las experiencias más alucinantes de mi vida, sino AMIGAS que tendré para el futuro y a las que espero poder abrazar algún día mientras revisionamos Maitino con varias jarras de cervezas tintos de verano en la mano. Las que me han sostenido durante los momentos más duros, las que dibujan, las que hacen gifs, las que mandan vídeos o las que crean historias de la nada. Vosotras sabéis quiénes sois, sabéis que siempre vais a ser parte de mí, vayamos donde vayamos, y que esta vida Maitiner no hubiera sido lo mismo sin vosotras a mi lado.

Por si fuera poco, mientras todo esto va gestándose, a mí, que tengo la mente muy dispersa y siempre anda entre movidas de escribir, empieza a pasárseme por la cabeza la idea de crear un fanfic... Y cuando empiezo a escribirlo, me doy cuenta de que todo es más serio de lo que pensaba, pues no sólo me lleva a poder soltar todo el lastre emocional que llevaba, sino que me pone en el camino a muchísima gente que me transmite la fuerza y la energía necesarias para que no deje de crear. Y lo que empieza con un "Cállate", sigue, sin darme cuenta, con un fanfic más... "Cuestión de tiempo", supongo.

Y en toda esa vorágine de creación e interacción, hay varios culpables que son muy importantes: la comunidad, las actrices, el equipo y la CM. Los cuatro pilares que sustentan esta historia en perfecta comunión. La comunidad, las #Maitiners, empieza a crecer a lo largo del mundo, espoleada por la historia, por el buen hacer y por la calidad interpretativa de unas actrices que me faltaría blog para hablar de ellas, pero lo haré más adelante. Ellas dos son la cara visible de la historia y no hay pero alguno que se les pueda reprochar, pues de ellas se desprende tanto amor, verdad y talento que no podemos más que dar las gracias por haber sido elegidas para dar vida a Maitino. Luego está el equipo de la serie en general, que se han desvivido por interactuar con nosotrxs día a día, con mensajes, con contenido, comentando los capítulos. Desde Pedro Valdezate, quien con sus obras de arte nos mantiene el amor hasta el final, hasta todos los actores que en algún momento han aportado su granito de arena al fandom, con mención especial a Jona, que ha demostrado ser un Maitiner como el que más. Cristina, Marita, Gurutze, Susana, Aroa, Jose, Cisco, Olga... Todos han tenido un papel fundamental. 

Pero la labor más dura, la que más cabe destacar, es la de quien está siempre en la vanguardia de la batalla. Y esa es, sin duda alguna la CM de Acacias. Porque, a pesar de los bombardeos continuos (inserte gif del muñeco amarillo recibiendo a diestro y siniestro), ha sabido aguantar el tipo hasta en las más oscuras épocas de Maitino. Y no sólo hablo de subir vídeos o comentar ciertas escenas, sino con su manera de crear comunidad, de integrarse con el fandom y, sobre todo, de intentar que no decayeran los ánimos. Por eso, muchxs de nosotrxs somos #FandelaCMdeAcacias y tú también tendrás un hueco especial en nuestros corazones.

Ylenia Baglietto (Maite) y Aria Bedmar (Camino) en Acacias / Pedro Valdezate

Por último, no me quiero olvidar de la parte principal de esta historia: ELLAS. Ylenia Baglietto y Aria Bedmar han sido, son y serán Maitino. Pero es que no me imagino a nadie mejor que ellas para darles vida. Lo que ni ellas imaginaron que podía suceder en cuanto Aria propuso que Camino fuera lesbiana, no sólo les ha dado un puesto de trabajo, sino que, con seguridad, les ha otorgado una de las experiencias más bonitas y enriquecedoras de sus carreras. Al igual que, puedo asegurar, que nosotrxs no seríamos lxs mismxs sin ellas. Infinitas gracias no sólo por darles vida a estos dos personajes, sino por hacer todavía más maravilloso el camino y el recorrido de la historia. Por sacar tiempo de la nada para contestar al fandom, para leer comentarios y compartir nuestras historias. Y a mí, principalmente, gracias por abrirme las puertas de vuestro hogar durante la cuarentena para hacer con vosotras los directos, porque puedo decir, aunque sea repetirme, que han sido las experiencias más increíbles que he podido vivir como periodista y como fan. GRACIAS por ser vosotras, por mirar (y miraros) como lo hacéis, por emocionaros como lo hacéis. Jamás habéis tenido una palabra negativa para nosotrxs ni aun cuando tal vez podíamos habérnosla merecido. Sabemos que no sois perfectas, que es normal que a veces la frustración nos haya hecho sobrepasar ciertas líneas y dar por sentadas ciertas cosas, pero os aseguro, os aseguramos, que la gran mayoría de este fandom os estará eternamente agradecidx.

El lazo Maitiner no sólo sera una unión entre nosotrxs, los que hemos seguido (y seguiremos) con la historia, sino también con todos y cada uno de los que han hecho posible este desarrollo. Hemos pasado momentos duros, tramas complicadas y, a veces, muy difíciles de justificar y mantener. Que tire la primera piedra el que nunca se sintió desfallecer, pues aseguro que ha sido muy duro mantenernos en pie. Cuatro meses, Covid-19 mediante, de distancia entre ellas para que finalmente se reunieran y, en unos pocos días, pusieran rumbo a París. 

No voy a juzgar si esto es exactamente lo que esperábamos o no, porque soy consciente de que nos hubiera encantado tenerlas para siempre en antena. Porque no queremos desprendernos de esta historia, de lo que nos hace sentir, de la sensación de plenitud cuando las vemos actuar, mirarse o siquiera sonreírse. Pero también soy consciente de que un final prolongado e inconveniente en Acacias nos hubiera dejado un gusto todavía más amargo. 

A veces una retirada a tiempo es una victoria y yo quiero pensar que esto no es un adiós, sino un hasta pronto. Cuando Maite se despidió de Camino en el puente, le dijo que la esperaría en esta vida o en la siguiente. Pues pensemos que ahora llega el turno de la siguiente, con ellas en París, con el #PodcastMaitino, en el que podremos continuar teniéndolas de una forma u otra. 

Intento no estar triste, obviar que no las veré más. Que no tendré el talento y la dulzura de Aria en pantalla, su poderío, sus microgestos por segundo que transmiten como un huracán que se lo lleva todo a su paso. Tampoco tendré a Ylenia, quien se ha convertido en mi mayor descubrimiento, y, por qué no decirlo, en mi profunda debilidad. Su talento, su mirada y su sonrisa son capaces de derribar las más oscuras y profundas críticas. No necesito que nadie venga a decirme más, pues, ellas iluminan mi mundo y cuando desaparecen se apaga. 

Así que, alegrémonos porque, aunque haya sido breve, como dijo Maite: el amor siempre triunfa. Y, aunque ya no podamos verlas en Acacias, afortunadamente, Maitino perdurará en nuestras memorias para siempre.