sábado, 3 de julio de 2010

La tormenta que no cesa

A veces los seres humanos nos sentimos tan agobiados en nuestro entorno que sentimos la necesidad de evaporarnos, abstraernos a otro lugar, a otra época, allá donde puedan entendernos, donde sepan apreciarnos o donde todo lo que hemos soñado se pueda hacer realidad. Quizá no busquemos reconocimiento, quizás solo queramos saber qué hubiera sido de nosotros si hubiéramos nacido en otro lugar, en otro momento. En una era en la que las redes sociales y la hipercomunicación están a la orden del día, es imposible no preguntarse cómo vivirían nuestros antepasados sin todos estos avances tecnológicos que llenan nuestra vida diaria.

Pero, ¿por qué esta reflexión? Bien, pues porque el otro día me llegó una de esas angustiosas y amenazantes cadenas de emails en las que había una serie de preguntas que debías contestar y enviar a tus contactos o morirías al final del día. Sí, yo también quiero conocer al iluminado que tuvo la feliz idea de enviar la primera cadena. El caso es que una de las preguntas me llamó la atención: Si pudieras vivir en otra época, ¿en cuál vivirías? A decir verdad, siempre he sentido verdadera devoción por el siglo XIX, por el apogeo de la sociedad, la lucha por las libertades, la eclosión del periodismo, el romanticismo... Pero, irremediablemente, siempre surge una pega, algo que te hace echarte atrás. Y esa pega es la intolerancia, la falta de comprensión ante lo "diferente"... ¿Cómo puedo pensar siquiera en retroceder doscientos años en el tiempo cuando ni siquiera hoy podemos gozar de una tolerancia completa?

¿Por qué digo esto? Pues porque a pesar de haber avanzado como lo hemos hecho, de haber inventado la televisión, la radio, internet, la luz, los viajes en avión, los espaciales... a pesar de todos esos avances, seguimos siendo una sociedad retrógrada y desnaturalizada. Rogamos respeto por nuestros ideales, pero censuramos los de los demás. Pedimos a gritos un cambio, pero no aceptamos los ajenos. Y eso lo comprobé el otro día mientras veía una serie de televisión. Amar en tiempos revueltos es una serie que refleja a la sociedad española de los años cincuenta, con sus problemáticas, sus inquietudes, sus costumbres... Pero claro, los guionistas pisaron mierda (hablando claro) al querer introducir una relación lésbica en la serie. ¡Habrase visto semejante desfachatez! Si las relaciones homosexuales son cosa del nuevo siglo, por supuesto... Si nunca ha habido mujeres ni hombres atraidos por otra persona de su mismo sexo. Si Platón no tenía a jóvenes imberbes tras sus pasos o Safo no escribía para mujeres a las que les declaraba su amor entre versos... ¡Qué va! Pero esto no lo digo yo, lo saco de los comentarios publicados en el foro de la página de la serie y de los comentarios de personas de mi entorno que, abrumadas por semejantes escenas entre dos mujeres, afirman con total tranquilidad: "Hay que ver, ahora todo son gays y lesbianas... parece que es la moda". ¿La moda? Pues nada, el año que viene en lugar de comprarme unas sandalias marrones voy a ver si me hago transexual... Como es la moda.

Pero claro, es que es más fácil cambiar de canal ante semejante escándalo... Es mejor pasar de la 1 a Telecinco donde tenemos a un papanatas (esto es opinión propia) que nos muestra cada día en su programa (si es que se le puede llamar así) con quién se acuesta cada famoso y de qué se ha operado cada colaborador suyo... Es mucho más educativo ver un programa que vive del escarnio público que una realidad social que, a pesar de estar narrada en los años cincuenta, se lleva desarrollando a lo largo de los siglos, aunque por estar en la sombra no se entienda su existencia. Mejor aprender a criticar que a respetar, desde luego... Lo más interesante de todo es que muchos de estos presentadores y periodistas que se dedican a este tipo de "periodismo" son partidarios de estas modas que se han creado en los últimos años. Pero bueno, siempre es mejor ver un programa presentado por un homosexual que ver una serie donde se muestra explícitamente una relación homosexual. Bienvenidos a la hipocresía de la sociedad.

Y luego se preocuparán y clamarán al cielo preguntando por qué es necesario un día del Orgullo Gay, como el que hoy, 3 de julio, se celebra en Madrid. Quizá Intereconomía con sus anuncios bienintencionados trate de llamar a "las personas normales" para que reivindiquen sus derechos, pero hasta que "las anormales" no podamos vivir sin sobresaltos, días como éste serán necesarios. Así que continuad en busca de ese arcoirís de seis colores... aunque veáis que la tormenta sigue sin cesar.

1 comentario:

  1. Es mucho mas interesante ver programas donde hay falta de respeto y asalto a la intimidad consentida (¿?) de esos personajes que forman parte de ese gremio como si fuera divertido por supuesto algo muy “normal” para la sociedad y que esta bien visto, que quedarse viendo una serie donde se cuenta una historia real que muchos por aquella época tuvieron que vivir en primera persona. Pero claro, eso no interesa porque no es gracioso ni divertido, porque aun en pleno siglo XXI eso mismo sigue sin ser “normal” y mucho menos esta bien visto. Obviamente hablo desde la ironía y a decir de verdad, los años 50 no distan mucho de la actualidad mientras lo intolerante sea no tolerar el respeto a vivir como queramos y aunque se haya avanzado, siempre los habrá que se queden parados en el tiempo.

    Un beso!

    PD: Un grandiso texto, señorita. Enhorabuena ^^

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