jueves, 8 de julio de 2010

"Cuéntamelo, anda"

Este blog está empezando a parecerse a un monólogo interminable de mi vida... y mi intención primera no era ésa. No me gusta crear páginas en las que solo se hable de mis problemas o mis preocupaciones... Quería que este blog reflejara también aquellas cosas que me gustan: música, cine, literatura... pero este verano no está siendo excesivamente cultural para mí. Quizá sea porque después del desgaste del periodo estudiantil, no siento la necesidad de aportar más conocimiento a mi vida (mal hecho por otro lado, lo reconozco). Este verano está siendo un verano en toda regla: playa, piscina, amigos, fútbol, helados, cine... Supongo que estoy recuperando el tiempo perdido, porque durante los nueve meses del curso apenas he podido salir en condiciones con mis amigos. Pero no puedo evitar tener cierto remordimiento de conciencia.

En fin, el caso es que ése no es el tema de la entrada de hoy. Como decía, este verano está siendo todo un verano en toda regla y hoy, Juli y yo hemos aprovechado para ir a la playa. Hacía tiempo que no estábamos solos en la playa y hemos podido hablar con tranquilidad y comodidad de nuestras cosas... Él me ha contado sus asuntos y yo escuchaba e intentaba darle mi opinión. Me gusta tener esas conversaciones con él porque siento que puedo ayudarle, que puedo formar parte de sus decisiones de alguna forma... Luego nos hemos quedado en silencio durante un momento. Mal. Mi cara no está preparada para quedarse en silencio, parece que demuestra más de lo que yo quisiera... "¿Te hago ahora de psicólogo yo? Cuéntame qué escondes". Maldita sea. No sé disimular, no tengo remedio. "Nada, si no pasa nada". Lo tengo dicho: en los momentos tensos me entra la risa... obviamente, ésta no iba a ser una excepción. "Cuéntamelo... sabes de lo que estamos hablando". Uhm, vaya, un callejón sin salida, ¿no? "Que no hay nada que contar, ya lo sabes todo". No puedo mentir más descaradamente... Se hace el silencio. "Te estás comiendo la cabeza, ¿verdad?". Más silencio. "Sí". Agacho la cabeza. ¿De qué sirve mentir cuando todo apunta a la misma dirección? "Cuéntamelo, anda".

¿Para qué empeñarnos en ocultar nuestras cosas? ¿Tenemos miedo a las críticas o a que no sepan entendernos? No tengo la respuesta a estas preguntas, no sé por qué no quiero contar ciertas cosas... supongo que no quiero volver a hacer daño a las personas que tanto se han preocupado por mí. En cambio, yo sigo haciendo lo mismo, ¿acaso a mí no me importa hacerme daño?

1 comentario:

  1. Nos importa hacernos daños, pero quizás lo que más nos acaba importando es que podamos hacerselo a los demás y entonces no reparamos en nosotros mismos. Los amigos son como un salvavidas que evitan que te hundas, los que saben todo sobre ti, y te entiendan o no, los que seguirán queriéndote y estarán contigo ante cualquier adversidad que en tu andanza se presente.Cuenta con ellos,pero cuenta también contigo.

    Un beso :)

    ResponderEliminar