martes, 20 de julio de 2010

Mirando al mar


Continuamos de nuevo el camino de este blog, no quiero ir perdiendo la costumbre de hacer alguna que otra entrada de vez en cuando. Aun cuando hoy no tengo un tema en concreto del que hablar, creo que no está de más que vaya recuperando con frecuencia el hábito de escribir mis pensamientos.El sábado pasado pudimos salir de marcha por una de las discotecas más famosas de Santa Pola, el pueblo vecino, y así quitarnos un poco las telarañas, ya que hacía mucho tiempo que no habíamos ido de fiesta propiamente dicha.

Lo que más me gusta de esta discoteca no es sólo el ambiente que tiene, sino su situación: junto a la playa. Cuesta mucho llegar allí porque debes tener coche para acceder al lugar, pero cuando llega la hora del cierre, es inevitable no ir junto al mar y ver amanecer entre el murmullo de las olas. Estando en Madrid había olvidado lo mucho que me gusta el mar. Desde pequeñita he aprendido a amarlo y a respetarlo. Y el sábado pasado pude reencontrarme con él. Tenía tanto que contarme... y yo que contarle a él. La última vez que pisé el mar con la intención de confesarme ante él fue hace un año, cuando le pedí que me perdonara por irme y le prometí que volvería de nuevo...

Ahora estoy aquí, con muchas cosas nuevas que contarle, con ganas de que sus olas me abracen y el susurro del agua me guíe y haga que me deje llevar... Muchos creen que soy algo neurótica, que soy cabezota, nerviosa y poco paciente, pero cuando miro al mar... Ay, él es el único que sabe calmarme.

No hay comentarios:

Publicar un comentario