sábado, 26 de junio de 2010

Lo que no se puede decir, no se debe decir...

Ayer cuando emprendí el camino de vuelta a casa no podía imaginar lo que me esperaba al cruzar la puerta (no literalmente). Anoche todo fueron bienvenidas y buenos momentos; esta mañana me esperaba el percal. Mi familia, conocedora de mi faceta de darle vueltas a las cosas más insignificantes, intentó no decirme nada cuando sucedió todo porque estaba de exámenes y sabían que le daría demasiadas vueltas. Pero es ahora cuando ha llegado la noticia a mis oídos. Parece ser que hay ciertos sectores que no están contentos con las cosas que se publican en mis distintas páginas de internet. Da igual si las intenciones mostradas son inocuas o si la sátira empleada no es lesiva... aquí solo importa que no se dañe su imagen frente a sus vecinos. Porque está claro que es peor una mala fotografía o un comentario irónico que alabar una buena celebración o un momento familiar...

Pero expliquemos un poco el asunto para aquellos que desconocen la situación. Por lo que se ha podido ver he pecado de inocente, pues pensaba que uno no podía acceder a tu página si no tenían el enlace a ella o si no conocían a nadie que pudiera tenerlo. Pero claro, yo no contaba con que hubiera gente aburrida de la vida que buscara nombres y apellidos en google y mucho menos podía pensar que, introduciendo un nombre determinado, apareciera un enlace a mi fotolog. Pues sí, hay mucha gente aburrida por lo visto. Aburrida para entrar y leer, aburrida para leerse todas las entradas de mi fotolog, aburrida para grabarlo todo en vídeo, aburrida para guardar pdf's con los escritos y más aburrida aún para difundirlo entre la gente y crear el caos entre mi familia. Sí, hay muchas personas así en el mundo.

Después de las consecuencias de tal descubrimiento de mi, repito, inocuo e inofensivo fotolog, no puedo evitar recordar las palabras que decía Mariano José de Larra en uno de sus artículos: "Lo que no se puede decir, no se debe decir". Si Larra se refería a la censura del gobierno sobre los periodistas de la época, ahora yo, casi dos siglos después, no estoy disfrutando de esa libertad que tanto se postula. A pesar de que el sistema de gobierno ha cambiado, de que estamos en una democracia, parece ser que no se pueden expresar las opiniones ajenas con libertad. Lo más curioso es que comprendería que no pudiera hacerlo si hubiera insultado a alguien o hubiera atentado a su honor creándole un daño irreparable... Pero no, el gran problema es que no se pueden decir las verdades porque todavía hay mucha gente que no está preparada para escuchar (en este caso, leer) cosas que no quiere saber y que son completamente verdaderas. Es más fácil vivir en una burbuja que pensar que, por algún extraño designio de Dios, no le caigamos bien a una persona...

Quizá no haya sido un movimiento muy ortodoxo por mi parte; quizá no debería sorprenderme de que saliera a la luz, pues internet es una gran ventana al exterior en la que todo lo que se muestra puede llegar a cualquier parte del mundo... Y sí, me hago responsable de lo publicado, lo que no tolero es la coacción de mi libertad de expresión. Porque, señores, si hay algo de lo que no me arrepiento es de haber escrito lo que escribí... Estas últimas líneas serán la última referencia por mi parte a ese sector de personas, no pienso alimentar sus malas ideas y les diré, desde lo más profundo de mi ser y perdiendo toda mi elegancia, que se compren una vida y dejen de preocuparse por estas niñerías... que ya tenemos una edad. Si les ha ofendido algo de lo que haya podido decirles, en lugar de apuntar con el dedo acusador hacia mi persona, deberían plantearse por qué lo he escrito y pararse a pensar si las cosas sucedieron así. Como sé que fueron así, deberían ser conscientes de que son ellos los que tienen que cambiar, no yo. Tengo el apoyo de los míos y la conciencia bien tranquila. No pienso borrar una sola palabra, pero no pienso volver a hacer referencia a nadie... Lo único que me preocupa es la consecuencia que más me duele y que estoy segura de que se producirá a la larga... Esta peregrina sabe cuál es el camino que ha emprendido y ya no vale volver atrás, cada escollo nos ayuda a caminar y a seguir adelante.

Dicho esto, esperaré a ver cuánto tiempo tarda san Googlín en mostrarles el enlace a esta página y recibir de nuevo las más fervientes críticas. Espero que esta vez tengan el valor de decírmelo a la cara. Yo, por mi parte, les contestaré honrando a mi buen Larra: "Vuelva usted mañana".

1 comentario:

  1. Tienes toda la razón. No permitas nunca que la mediocridad condicione tu vida y tus opiniones. Parece que las "dos Españas" de Machado están más diversificadas que nunca y que poco a poco el número crece irremisiblemente arrogándose privilegios a costa de las libertades del resto. El silencio es una buena opción; la indiferencia, un buen consejo, pero la lucha enconada y mordaz se ajusta mucho mejor a tu rebeldía inconformista. Mi hombro siempre estará para ti

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