martes, 20 de septiembre de 2011

(-) La mudanza

Una brisa de aire entró en la habitación y tumbó alguna de las cajas vacías que serían ocupadas por sus cosas. Sara se levantó de la cama donde estaba organizando todos los recuerdos de aquellos años en Barcelona y cerró la ventana. Mientras recogía las cajas, encontró un objeto que hacía tiempo había olvidado. Una cajita pequeña que se había abierto por la caída y cuyo contenido había quedado esparcido por el parqué. Se agachó para verlo y encontró en ella los pedazos de aquella carta que había quemado tiempo atrás. Intentó recomponerlos para leer una vez más lo que decía el texto, pero no hubo forma.

- ¿Haciendo un puzzle? –le espetó una voz que la asustó.
- No te había oído llegar –se levantó y recogió los últimos trozos de la carta-. No, no es un puzzle, aunque sí fue un rompecabezas para mí hace mucho tiempo.
- ¿Puedo verlo? –preguntó Blanca mientras se acercaba a ella.
- Claro, ten.

Blanca comenzó a mirar los trozos quemados de aquella carta. Los giraba en todas direcciones intentando hacerlos encajar. Se reía ante la torpeza de su maniobra y, una vez hubo desistido, se los tendió de nuevo a Sara.

- No hay manera. Si esto es parte de ti, eres más difícil de lo que pensaba –bromeó.
- ¡Para nada! –los tomó entre sus manos y los guardó en la caja- Lo que pasa es que estoy muy quemada… como puedes ver.
- Ja-ja-ja. No me das muchas expectativas… -soltó mientras Sara se alejaba de la habitación con la caja.
- ¿No? –dijo mientras volvía y se acercaba a ella- Pues yo creía que esta mudanza era ya darte muchas expectativas.
- No sé, quizá… -vaciló un instante- ¿Qué has hecho con la caja? –preguntó sugerente mientras la rodeaba por la cintura.
- La he tirado.
- ¿Y eso? –sonrió Blanca desconcertada.
- Ya he encontrado lo que buscaba.

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