jueves, 30 de junio de 2011

1. Te quiero...

Hace años, cuando Fotolog era la moda entre los usuarios de internet, me dio por escribir mis impresiones acompañadas de una fotografía. Tanto "éxito" tuvo, que empecé a tomarlo por costumbre y se fue formando una pequeña historia que jamás llegué a terminar. Aprovecho para pedir perdón a todos los que se quedaron esperando un final.

Entonces lo hice por estar en un momento algo delicado de mi vida. Ahora quizá, ese momento se ha vuelto a repetir. Los motivos de haber recuperado de nuevo la afición por escribir mis pseudorelatos no son lo más importante. Solo quiero dejar fluir las tonterías que, de vez en cuando (en mi caso, muy a menudo), sentimos y no decimos por cualquier pretexto.

No espero que me comenten, no lo hago por conseguir afluencia de lectores, solo necesito soltar tensión y, en ocasiones, los blogs son una buena elección. Si estás leyendo esto, gracias por entrar. Si has dejado de hacerlo a partir de aquí, al menos te has tomado la molestia. Si vas a seguir leyendo... entonces, tienes toda mi admiración.

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El aire acariciaba sus mejillas tostadas por el sol. La brisa marina empezó a levantarse con fuerza a medida que se acercaba más a la orilla. A lo lejos escuchaba el sonido de la gente jugando en la arena, la risa de los niños y el ir y venir de los veraneantes que habían llegado a aquella playa a descansar. El tiempo no acompañaba a pesar de todo, pues una masa de nubes oscuras se posaba lentamente sobre el mar. El horizonte apenas se veía entre aquellos nubarrones y el aire replicaba en un intento de imponerse sobre las olas del mar, aquel mar oscurecido por el tiempo. Sara respiraba profundamente intentando impregnarse del aroma a agua salada mezclada con arena y coral. Aquel año no había sido el mejor de su vida. Tampoco el anterior. Ahora todo cambiaba, todo se desvanecía a su paso. Tenía 23 años y una nueva vida comenzaba para ella. Fuera la que fuera, era muy distinta a la que esperaba. Ante sí se presentaban múltiples decisiones, caminos que escoger y otros que abandonar. No tenía ganas de pensar, hacía tiempo que las cosas habían dejado de tener cierto valor para ella.

Cerró los ojos y se dejó arrastrar por el sonido de las olas. Se introdujo en aquel mar que tanto le gustaba con la única intención de que el agua salada se llevara todos sus malos pensamientos. Cuando el agua la cubrió hasta la rodilla, una imagen le vino a la cabeza. Los cabellos oscuros de Lidia, sus ojos marrones, su sonrisa a mitad de camino entre la alegría y la nostalgia y el sonido de su voz aparecieron como un mal sueño. Rápidamente abrió los ojos y se encontró más perdida que nunca. Estaba en su mar, en su tierra, pero no sabía hacia dónde ir. Se sacudió la cabeza con vehemencia, como si aquello sirviera para olvidar o para sacar de su mente algo más fuerte de lo que nunca pudo imaginar.

Volvió sus pasos de forma titubeante y se lanzó derrotada en la orilla del mar. Dejó que sus manos se perdieran por la arena húmeda y se maldijo mil veces por volver a pensar en ella. Apretó los labios con fuerza mientras sus dedos dibujaban surcos en la arena. Mil veces se repetía que debía dejarlo pasar, que no tenía razón de ser, que todo quedó atrás… De pronto, volvió su vista de nuevo hacia el suelo y comprobó qué era lo que habían formado sus manos. “Te quiero”, decía. Su mirada se encendió de rabia y de un solo gesto borró la frase que había trazado por inercia. Las olas del mar terminaron por borrar lo poco que quedaba grabado en la arena. Se acabó, pensó, para siempre.


4 comentarios:

  1. Hola peregrina:
    Me alegro que hayas vuelto a escribir, ya que me gusta mucho tu prosa.

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  2. Mira qué bien, algún/a masoca al/a la que le gusta leer lo que escribo. Ya podrías dar la cara, ¿no? :)

    Mil gracias por pasarte y comentar.

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  3. No voy a dar la cara, pero te observo de cerca.

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  4. Jajajajaja, me río por el tono con el que he leído esa frase en mi mente... Ha sonado hasta acosador. Está bien, no des la cara. Estás en tu derecho.

    Buenas noches y gracias de nuevo por leer y comentar.

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