martes, 15 de marzo de 2011

Cuando el periodista se convierte en noticia...


Aunque muchos teóricos digan que no debe ser así, en ocasiones un periodista trasciende públicamente más que la información que ofrece. Casos como el que hoy ha vivido Ana Pastor, directora y presentadora de Los Desayunos de TVE, al entrevistar al presidente iraní Mahmud Ahmadineyad se repiten constantemente. La entrevista era una gran primicia para cualquier medio, pues era la primera vez que el presidente aparecería en televisión tras la situación de inestabilidad que se vive en los países árabes. Un caramelo muy apetitoso para cualquier periodista. A las 20.40 de la tarde, Ana Pastor y Ahmadineyad son Trending Topic en Twitter (tema más comentado del momento) en España -Pastor también lo fue a nivel mundial durante unas horas- y lo que más preocupa es que la gran mayoría de los tweets no sean para el contenido de la entrevista.

La entrevista comienza con un interrogatorio al presidente sobre la situación que está viviendo Japón tras el terremoto del pasado viernes y el caos nuclear, además de la posibilidad de que ocurra en países como Irán. La periodista se sitúa con un tema, a priori, poco controvertido para pasar más adelante a referencias a Gadafi y sus represalias contra el pueblo libio. Ahmadineyad comienza a ponerse tenso y a evitar las preguntas comprometidas. Ana Pastor replantea sus cuestiones para que el dirigente le conteste a lo que se le está preguntando. Hay momentos en los que la situación llega a ser bastante tensa y, entre la voz del traductor superpuesta en la entrevista, y Ahmadineyad y la Pastor interrumpiéndose continuamente, es complicado enterarse, pero se palpa la tensión en el ambiente.

El presidente culpa a Occidente de las revueltas por "apoyar a dictadores". Pastor aprovecha el momento y le pregunta por la oposión en los países árabes. Ahmadineyad responde diciendo que la oposición en España "ataca edificios gubernamentales y golpea a las personas por la calle" (en clara alusión al terrorismo de ETA). Uno de los momentos más tensos tiene lugar cuando la presentadora le contesta lo siguiente al mandatario: "En España los periodistas no estamos acostumbrados a responder preguntas, sino a hacerlas". El presidente, muy contrariado por la situación sólo puede decir: "Yo no voy a contestar como usted pretende que lo haga".

A medida que avanza la entrevista (y las preguntas controvertidas y tensas para el dirigente), el velo que porta la presentadora, en señal de respeto a la cultura árabe, va deslizándose hasta el punto de que acaba cubriéndole los hombros y no la cabeza. Este pequeño gesto, imperceptible para muchos, se ha convertido en todo un acto de rebeldía de la Pastor cuando realmente pudo no ser más que un descuido en el fragor de la batalla (me permito la licencia de utilizar vocabulario bélico). La propia presentadora, si es que presuntamente es ella y no un compañero de la cadena, ha publicado en su blog que fue un descuido, nada de un hecho intencionado como se apunta en varias redes sociales. Además de que lo ha reafirmado en el programa de RNE Asuntos propios.

Lo que debía ser una exclusiva mundial por las declaraciones del presidente iraní con respecto a la responsabilidad de Occidente en las revueltas de los países árabes o una manifestación de su punto de vista con respecto a las mismas, se ha quedado en una anécdota de un pañuelo y poco más. Se ha encumbrado la labor de una periodista que, por otra parte, nos tiene acostumbrados a grandes entrevistas y se ha obviado un poco el contenido de la misma. No quito mérito a Ana Pastor, personalmente me parece una entrevista fantástica, pero cuando el periodista se convierte en noticia se pierde, muy a su pesar, el impacto de la información.

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